El Bubble hash es el producto resultante de la extracción de la resina de cannabis, obteniendo todos los sabores y efectos en su expresión de máxima pureza. Se obtiene del proceso mecánico de desprender la resina de la materia vegetal a temperaturas iguales o por debajo de 0°.

El Bubble Hash es la resina pura de la planta

Cómo se extrae?

 

Es un proceso en el cual la flores de mejor calidad son sometidas al efecto "shake" en donde usando como vehículo el agua, se arrastran los tricomas que cargan consigo los cannabinoides y terpenos que pretendemos disfrutar.

Luego pasa por el proceso de filtrado en donde obtenemos los resultados de pureza más altos.

La calidad del Bubble hash está dictada por las características de la materia prima. Existiendo la calidad AA producido a partir de las mejores flores. Y calidad B como subproducto de otros procesos en el circuito productivo.

En ambos casos siempre se trata de resina pura.


Cómo puedo utilizar el bubble hash? Simple te dejamos un resumen.


Si bien hay varias maneras de utilizar el bubble hash a continuación te dejamos un breve resumen de cuales son las opciones más populares.

 



La historia del Hachis

El hachís posee una historia extensa y enigmática. Este compuesto es un concentrado poderoso de cannabis que ha sido empleado por culturas árabes durante un milenio con propósitos religiosos y medicinales. Con el tiempo, esta sustancia se diseminó desde Europa hacia otras partes del mundo, aunque en la actualidad, son los europeos quienes lideran en su consumo. Similar al cannabis, el hachís tiene una historia singular y sumamente diversa. Además, continúa llevando consigo connotaciones políticas y espirituales. Su influencia en la sociedad y la cultura siempre ha sido un presagio de cambios geográficos, sociales o políticos significativos.

Pero... dónde surge?

El hachís tiene una historia milenaria, y una de las primeras menciones literarias se halla en uno de los cuentos clásicos de "Las mil y una noches" conocido como "El comedor de hachís". Este relato narra la historia de un hombre adinerado que derrocha su fortuna en mujeres y, tras perderlo todo, recurre al consumo de hachís en un baño turco. En su sueño inducido por la droga, recupera su riqueza, pero al despertar, enfrenta la burla y la vergüenza. Aunque su experiencia con el hachís lo lleva a recuperar su autoestima y confianza. Otras leyendas atribuyen el inicio del consumo de hachís a Haydar, un monje y fundador del sufismo, una rama del Islam. En medio de una depresión, Haydar se retira al campo y regresa transformado, atribuyendo su felicidad al hachís. Sus discípulos intentan emularlo e incluso es enterrado entre plantas de cannabis, con los sufíes comprometidos a guardar en secreto el conocimiento y uso de la sustancia. Independientemente de su origen y a quién se le atribuya su descubrimiento, el hachís se difunde en el mundo árabe alrededor del año 900 d.C. En la India, era llamado "Bhang". En Europa, aparece en el siglo XVIII durante las campañas napoleónicas en Egipto, donde se utiliza para fortalecer a las tropas agotadas. A mediados del siglo XIX, médicos occidentales exploran sus aplicaciones médicas, mientras figuras literarias como Charles Baudelaire y Victor Hugo experimentan con el hachís. En 1857, el aventurero estadounidense Fitz Hugh Ludlow consume hachís y experimenta alteraciones de conciencia, documentando sus vivencias en un libro cuyo título es un guiño al cuento de "Las mil y una noches". El libro se convierte en un éxito, agotando sus primeras ediciones y persistiendo en la actualidad. Su popularidad está relacionada con el uso medicinal y recreativo del hachís. Tras su publicación, surgen las "golosinas de hachís" y los primeros "clubes de hachís" en Estados Unidos. Incluso en 1876, se podía comprar hachís en la Exposición Universal de Filadelfia. En la década de 1960, el libro también alcanza popularidad en el movimiento contracultura.
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Le Club des Hashischins

En la segunda mitad del siglo XIX, un grupo destacado de pensadores se vio atraído por el hashish y quedó cautivado por sus ensoñaciones. Bien conocida es la historia del Club de los Hashichins, un grupo de intelectuales Franceses que gustaba de este noble producto y han dedicado parte de su obra a enaltecer lo, Boudelaire, Delacroix, Dumas, Gautier, entre otros.

El Dr. William Brooke O’Shaughnessy (1809-1889) fue quien introdujo los derivados cannábicos en Europa con fines terapéuticos. Sin embargo, fue el Dr. Jacques Joseph Moreau de Tours quien inauguró las exploraciones de naturaleza psicosensorial. Este médico había recorrido extensamente el Medio Oriente tras las conquistas napoleónicas. Quedó intrigado por la falta de consumo de alcohol (como ordena el Corán), en contraste con el uso generalizado de hashish, una resina de la planta cannabis sativa. Esta costumbre estaba arraigada especialmente entre los árabes de bajos recursos, quienes fueron apodados Hashischins (aunque este término es confuso ya que también había fanáticos religiosos que se llamaban así y utilizaban esta resina para obtener valor para cometer crímenes políticos, lo que originó la palabra "hachachine" o asesino).

Las autoridades francesas se sorprendieron por la popularidad de este producto y trataron de disuadir su consumo imponiendo un impuesto a los usuarios. Sin embargo, esta medida fracasó y hasta los soldados franceses solían llevar hashish en sus mochilas de vuelta a su país. El Dr. Moreau de Tours no fue una excepción y también trajo consigo una cantidad considerable que comenzó a administrar a sus pacientes, lo que marcó el inicio del extenso capítulo de la psicofarmacología.

Sus pacientes se tranquilizaban, los insomnes volvían a conciliar el sueño y el ánimo de los depresivos mejoraba.

Motivado por estos resultados, Moreau decidió experimentar con el hashish y se encontró sumergido en "innumerables ideas fantásticas", sin perder su claridad mental ni conciencia, como si su personalidad se hubiera dividido. Decidido a plasmar esta experiencia única, en 1845 publicó "Hashish y Enfermedad Mental", donde presentó su teoría sobre las alteraciones bioquímicas del sistema nervioso como causa de la enfermedad mental. Aunque este concepto adelantó en casi un siglo la comprensión médica, no fue en este terreno donde el Dr. Moreau se destacó, sino en la influencia que ejerció sobre sus amigos artistas, quienes se entusiasmaron por experimentar los efectos psicotrópicos del hashish. Así, Honoré de Balzac, Víctor Hugo, Gustave Flaubert, Eugène Delacroix y Gérard de Nerval comenzaron a reunirse en el Hotel Pimodan bajo la dirección del Dr. Moreau como un improvisado anfitrión.

Imaginemos a estos individuos sentados en torno a una mesa ornamentada con delicias típicas del Medio Oriente como pistachos, canela, damascos y dulces turcos, todos ellos ataviados con turbantes, chalecos ricamente decorados y dagas damasquinas. Sobre la mesa reposaba una mezcla verde de hashish conocida como dausamesc, término árabe que significa "medicina de la inmortalidad". Durante las reuniones del Club des Hashischins, se desataba un ambiente de risas, poemas inspirados y melodías que el propio Moreau interpretaba en el piano.

Teófilo Gautier, un joven participante en estas confluencias, se encargó de plasmar los acontecimientos y las vivencias fantásticas que surgían en su mente después de ingerir dosis considerables de hashish.

 

Es importante recordar que en esa época, en Inglaterra, el opio y sus derivados (láudano, heroína y codeína) no estaban sujetos a prohibición, al igual que la cocaína (que incluso era utilizada con moderación por la Reina Victoria) y el alcohol. Incluso la Maga Verde, como se conocía al ajenjo que artistas como Van Gogh consumían en abundancia, no estaba restringida. Cada individuo tenía la libertad de optar por el producto que prefiriera, siempre y cuando no incurriera en actividades ilícitas.

Es Gautier quien describe los efectos más leves resultantes de fumar derivados de hashish. En esa época, no se comprendía que el principio psicoactivo del hashish, el tetrahidrocannabinol (THC), al ser inhalado, se introducía directamente en el torrente sanguíneo, pero al ser ingerido, el hígado lo transformaba en el II tetrahidrocannabinol (IITHC), que resulta cuatro veces más potente que el THC.

Pronto, la sociedad francesa comenzó a experimentar curiosidad por explorar estas percepciones que los intelectuales plasmaban en sus relatos, tal como lo hace Alejandro Dumas en "El Conde de Montecristo" o en el intrigante relato de Simbad el marino, quien invitaba a sus invitados a experimentar cómo "los límites de lo posible desaparecen, se abren vastos campos del espacio infinito y avanzan con el corazón y la mente libres".

Otro asistente a las reuniones en el Hotel Pimodan era Charles Baudelaire, quien compartió sus experiencias en obras como "Vino y Hashish" o "Paraísos artificiales", donde describe al hashish como una "sustancia traicionera" que actúa como "un espejo que amplifica las imágenes... el hashish no es milagroso, solo exagera la realidad... cada individuo tiene el sueño que merece", concluye Baudelaire.